Infíltrate en Outer Heaven, la base del enemigo, y destruye el arma suprema, ¡Metal Gear!
-Big Boss
Se acercaba el final de la década de 1980 y en la desarrolladora japonesa de juegos de acción Konami se le dejó a cargo al recientemente contratado Hideo Kojima el diseño de un nuevo videojuego de acción para el computador MSX2. Sin embargo, las limitaciones técnicas del sistema obligaron a Kojima a ingeniar un nuevo estilo de juego. Así nació Metal Gear, un juego en el que el principal objetivo es pasar desapercibido al infiltrarse en una base enemiga.
El novato Solid Snake de la unidad especial estadounidense FOXHOUND debe seguir las órdenes de su comandante Big Boss para infiltrarse en la fortaleza de la nación Outer Heaven, rescatar al camarada perdido en acción Gray Fox y destruir el arma suprema: Metal Gear, un tanque andante con la capacidad de usar armas nucleares.
Como es típico de los juegos de la tercera generación de consolas, los característicos gráficos y la música de 8 bits son lo suficientemente carismáticos, aunque después de cierto tiempo se hacen algo redundantes. La parte visual del juego es probablemente la peor ya que se siente insípido a veces: la paleta de colores es básicamente gris, negro, café y verde oscuro. Otro elemento de esta era que destaca bastante es la alta dificultad: la reaparición instantánea de enemigos cuando cambias de una pantalla a otra, el hecho de que los guardias no te vean a menos que estés situado en una línea recta exacta en su campo de visión, el hecho de que los enemigos se mueren con tres golpes, y que estos te hagan daño solo con tocarte. Por todo esto creo que Metal Gear es un juego que objetivamente ha envejecido, y por lo tanto el mejor acercamiento es jugarlo siendo consciente de que estás consumiendo un producto de hace más de cuarenta años.
Este juego tiene su carisma, eso hay que reconocerlo. La jugabilidad está lo suficientemente cuidada como para hacerte entender que es un estilo distinto a la acción típica de la mayoría de juegos de su tiempo, y es hasta chistoso cuando entras en la fase de alerta y comienza una persecución tipo Pac-Man con los enemigos repartidos por toda la pantalla. Conseguir las diferentes armas, descubrir secretos, avanzar por la trama y descifrar las diferentes formas de superar a los jefes se siente satisfactorio, y aunque no se pueda usar la radio en todas las zonas como en juegos posteriores, esta es una herramienta esencial para ayudarte a avanzar y la verdad me sorprende que un juego de su año te permita comunicarte con otros personajes de esta forma, por primitiva que sea. El juego sí se hace frustrante en algunos momentos en los que no te dan ninguna pista de lo que debes hacer (como llamar a un personaje justo afuera de una habitación específica), pero finalmente creo que es un juego bien hecho y más importantemente, entretenido. La historia es sencillísima, pero funciona bien, y el jefe final es impactante y hasta emotivo (si has jugado el resto de la saga), a pesar de que la pelea contra el vehículo titular pueda ser decepcionante. Si hay una cosa que cambiaría, sin embargo, es el sistema de guardado. Cuando guardas, solo se guarda tu progreso hasta el último jefe, no con los últimos objetos o armas importantes que has conseguido. Es muy absurdo e innecesario tener que repetir secciones del juego por este guardado extraño, y me sorprende que no lo hayan arreglado en el re-re-relanzamiento en Metal Gear Solid Master Collection.
Veredicto
Dificultad: Balanceada (en Fácil)
Versión: Master Collection
Metal Gear asienta las bases de una de las sagas más legendarias de la historia de los videojuegos con su interesante acercamiento al sigilo. Es una experiencia corta, que me tomó unas 4 horas, y aunque no ha envejecido tan bien como la saga que inició es lo suficientemente entretenida para motivarte a jugarla y es bastante curioso experimentar la obra original de nuevo luego de conocer todas las demás secuelas y precuelas.
6/10